En esta ocasión nos hemos salido de las tartas más tradicionales para
crear un pastel algo diferente y muy divertido. Esta tarta recrea el
traje de comunión de una princesita, pero con la peculiaridad de que la
falda de su vestido podrá comersela luego. Se trata de un bizcocho de
chocolate relleno de stracciatella, y como no, coronado con esta muñeca
cuyo traje es 100% comestible. Lo mejor, la cara de Raquel, sin duda
alguna.